martes, 23 de septiembre de 2008

Un enfermo llamado Moliere...

[Crítica de Molière el Hipocondríaco publicada en el Milenio el 20-Septiembre-08]

"Un viaje al París de 1647, cuando los actores de Molière irrumpían a gritos en las calles para atraer público; un vistazo a los obstáculos que estos artistas enfrentan para poder dedicarse a la profesión; una oportunidad para husmear en su vida detrás del escenario; tres momentos de obras distintas de Jean-Baptiste Poquelin y una buena probada de lo que se siente ser tomado en cuenta como espectador, es lo que propone Molière el hipocondriaco.
El pequeño escenario, montado sobre otro, se vuelve caja de sorpresas: al fondo deja ver el camerino improvisado de los actores y en sus laterales abre espacio a unas filas de espectadores que observarán a centímetros de distancia el universo del actor y director de teatro francés.
En este ámbito escenográfico diseñado por Blanca Forzán, donde un mínimo foro es iluminado con pequeñas bombillas semiocultas desde el piso y cuatro velas en lo alto de sus varas, el público podrá tener varias perspectivas de lo que ocurre, a veces detrás de un telón ligero, en ocasiones a espaldas de los actores o acaso bajo el sombrero de plumas que alude a su majestad el rey Luis XIV.
La experiencia se enriquece, se humaniza desde este lugar con oportunidad de ópticas diversas, donde quienes miran son a su vez mirados por los que se encuentran dentro de la escena y por quienes están fuera, donde la máscara de protección humana se desvanece en reacciones corporales y en risa irremediablemente.
Arnaud Charpentier y Fermín Zúñiga escriben un texto que intercala escenas de El médico fingido, El amor médico y El enfermo imaginario de Molière, con pasajes de la vida de este artista imprescindible del siglo XVII.
Así es como el público vive la experiencia de un espectáculo integral en el que no sólo queda clara la postura de Molière frente a los médicos charlatanes de su época, sino su preocupación por lograr mejoras en el género humano.
Con el humor como vehículo, las tres obras elegidas por los dramaturgos ridiculizan no sólo la ignorancia de los encargados de la salud ajena, sino su ambición sin medida y su falta de ética, mientras que por otra parte sitúa en contexto al espectador al mostrar los padecimientos físicos de Molière y el repudio de que fue objeto por parte de los galenos que se negaron a atenderlo a causa de las críticas del artista.
Es así como Charpentier y Zúñiga vinculan desde la propuesta de su texto para la escena todo lo que interviene en ésta, en tanto Molière como dramaturgo elige determinados temas a partir de su experiencia de vida y su necesidad única de expresarse, que se comprende mejor al verlo, como aquí lo muestran, apesadumbrado, urgido de operar un cambio en el espectador y preocupado por entregar a su público un producto bien realizado.
Arnaud Charpentier dirige a Miguel Flores, Carlos Cobos y a Ofelia Córdova, quienes se encargan de interpretar más de un personaje, especialmente la actriz, que además nos ilustra con certeza esos momentos espeluznantes en que el director le exige cumplir con los objetivos artísticos desde la voz del marido que no perdona flaquezas en su montículo de artista.
Miguel Flores y Carlos Cobos vuelven a hacer una pareja actoral de buen equilibrio después de aquella maravillosa puesta en la que compartieron la escena titulada Ñaque o de piojos y actores, montada hace más de una década.
La fluida comunicación entre Cobos y Flores, a la que se adiciona la de Córdova, la manera en que los tres construyen esa red invisible que evita la caída al vacío de sus personajes, cohesiona las tres obras y otorga solidez a los personajes.
Carlos Cobos, con la gracia y el sentido común que le caracterizan, construye a un actor cansado de una profesión llena de sobresaltos, mientras que deja ver la lealtad del compañero de escena, el cumplimiento de un trabajador artístico, la admiración por su director y la necesidad de cumplir con sus propias metas.
Cercano, simpático, agudo, tierno, travieso y socarrón, el personaje de Carlos Cobos, como muchos de lo que ha representado a lo largo de su carrera, deja su esencia en el goce del espectador, que después de observarlo y formará para siempre parte de su memoria emotiva.
Miguel Flores, por su parte, en la creación de un Molière irascible, preocupado, consecuente en sus actos y palabras, le ofrece al espectador la oportunidad de apreciar otra perspectiva del autor de El médico a la fuerza, donde el humor y el rigor se emparejan, dejando una visión poco abordada de este personaje tan representado.
La Biznaga es el nombre del grupo que hace posible esta puesta en escena, nombre proveniente de un cactus que como bien exponen en el editorial de su periódico titulado La Espina, “crece en condiciones extremadamente hostiles debido a su capacidad para adaptarse a un ambiente profundamente adverso”.
Articulados como lo requiere una compañía de teatro profesional, en la que también participan Dora García a cargo del vestuario y la producción y Roberto Blenda como fotógrafo, La Biznaga nos alienta a no dejar de insistir en que el teatro en tanto arte personificador es una actividad imprescindible en toda época.
Moliére hipocondriaco se presenta los jueves y viernes a las 20:00 horas, sábados a las 19:00 y domingos a las 18:00 en el teatro Orientación del Centro Cultural del Bosque. Reforma y Campo Marte. Hasta el 19 de octubre."

Alegría Martínez

jueves, 18 de septiembre de 2008

Arrancamos la tercera semana de: Moliere, el Hipocondríaco

foto de Roberto Blenda

"La Biznaga Teatro acaba de estrenar Molière, el hipocondriaco , espectáculo de Arnaud Charpentier (también director) y Fermín Zúñiga sobre los últimos días del genio de la comedia francesa (sin ser rigurosamente históricos). En particular se enfoca a esos cinco días en que escribió, ensayó y representó en la corte, por encargo de Luis XIV, su obra El amor médico. Con una dramaturgia que juega con diversos textos del dramaturgo, el ensamblaje se vuelve un real deleite de teatro dentro del teatro, juego que desborda lo autorreferencial y permite al público gozarlo plenamente. Explotando –con economía envidiable– la relación de Molière con su mujer (primera actriz de la compañía) y uno de sus actores, se construye parcialmente a uno de los grandes de la dramaturgia gala así como su fobia pertinaz contra los médicos. Nos recuerda, de alguna manera, la maravillosa novela corta de Rubém Fonseca (Editorial Norma) El enfermo Molière, que es lectura indispensable para cualquier amante del teatro.Con problemas de ritmo que son de fácil solución Molière, el hipocondriaco se antoja de esos montajes que pueden pervivir de un espacio a otro y de año en año sin envejecer. Es un montaje con iluminación y escenografía de Blanca Forzán que puede caber casi en cualquier teatro y de fácil traslado para giras. Un tablado de máximo 5 por 5 metros se va transformando, vía el milagro de la convención teatral, en los distintos espacios de la ficción y los actores se cambian de vestuario y postizos a vistas del público. Ofelia Córdova, Miguel Flores y Carlos Cobos asumen el reto actoral de sintetizar la compañía de Molière. Al problema de ritmo que hemos señalado se suma una diferencia de tono en las actuaciones que por momentos se vuelve extraña, por decirlo de alguna manera. Sin embargo, es un trabajo que vale mucho la pena, que va a madurar y, además, sería un pecado perderse la delicia que es siempre presenciar el trabajo del gordo Carlos Cobos.
Teatro Orientación, atrás del Auditorio Nacional, jueves y viernes 20, sábados 19 y domingos 18 horas."


Jaime Chabaud Magnus
Milenio 11/09/08

viernes, 12 de septiembre de 2008

INTERVENCIÓN URBANA

Fue en agosto... México D.F.

Intervención para Nike.

concepción Arnaud Charpentier/ dirección Miguel Ángel Ortiz.

Participarón 40 actores de la Brigada y de la ENAT.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Moliere el hipocondríaco en temporada


"México, 5 Sep (Notimex).- La temporada de la puesta en escena "Moliére Hipocondríaco" dio inicio la víspera con gran éxito en el Teatro Orientación del Centro Cultural del Bosque, tras contar con un público entregado que a carcajadas y gran ovación, disfrutó del espectáculo.
Bajo la dirección de Arnaud Charpentier, la obra se presentó ante un numeroso público de más de 300 personas, quienes se desbordaron en risas ante escenas cómicas en las que Moliére, interpretado por el actor Miguel Flores, se ríe de sí mismo, de su miedo a la vejez y de la enfermedad."

Un espectáculo de Arnaud Charpentier y Fermín Zúñiga, sobre Moliere

Actores
Miguel Flores
Carlos Cobos
Ofelia Córdova

Dirección Arnaud Charpentier
Diseño de Escenografía e Iluminación Blanca Forzán
Vestuario y Producción Dora García

Teatro Orientación del Centro Cultural del Bosque
Temporada del 4 de septiembre al 19 de octubre
Jueves y viernes a las 20:00 hrs.
Sábados a las 19:00 hrs
Domingos a las 18:00 hrs.

“El asunto de la Comedia es de representar todos los defectos de los hombres de nuestro siglo.”
Moliere, La Improvisación de Versalles

En 1665, después de una fuerte enfermedad que lo dejó en cama durante varias semanas, Moliere tuvo que escribir una nueva comedia a solicitud expresa del rey Luis XIV. En cinco días escribió, ensayó y representó una comedia-ballet en tres actos y un prólogo ante Su Majestad: “Los Médicos” o “El Amor Médico”.
Esta farsa pone al descubierto las actitudes estrambóticas de los médicos de la época. Su representación causó un fuerte escándalo entre los galenos, quienes se vieron caricaturizados en la obra.
Desde su primera farsa “El Médico Fingido” (1647) hasta “El Enfermo Imaginario” (1673) su obra está llena de feroces críticas a ese gremio.
Esta época es, tal vez, la más triste de la historia de la medicina. La brutalidad y la ineficiencia de los métodos empleados por los médicos es de sobra conocida. Moliere, que enfermaba con frecuencia, acudió a ellos en varias ocasiones, conociéndoles tan de cerca que se volvieron su blanco favorito. Fatalmente, después de representar a Argan, el enfermo imaginario, Moliere muere sin que ningún médico aceptara otorgarle sus servicios.
Este espectáculo propone emprender un viaje a través de tres obras que representan tres épocas de su vida: El Médico Fingido, El Amor Médico y El Enfermo Imaginario, así como La improvisación de Versalles (1663); una obra en la que el autor aborda los entretelones de su compañía.
Esta es la historia de un hombre solo, débil, lleno de inquietudes e incertidumbres, profundamente angustiado por la muerte y la enfermedad, que lucha para que la verdad escondida sea revelada. Moliere hizo del teatro el gran lugar de la revuelta del hombre.
Jean Baptiste Poquelin Moliere fue en su tiempo un actor reconocido, adulado, una estrella del teatro francés, fue también director de compañía, de los divertimentos del Rey en Versalles, y como lo sabemos, un gran autor dramático. Contra la triunfante estupidez, esgrimía su arma: la risa. Moliere pintó en sus comedias los vicios profundos de una sociedad, de un siglo, y más allá, del comportamiento humano.
Sus comedias tienen un fondo trágico: Moliere se ríe de sí mismo, de su miedo a la vejez y a la enfermedad. Moliere es la risa que trasciende a la muerte.

Hace tres años nació la primera versión de este espectáculo. Se escribió con la complicidad de Fermín Zúñiga y con la generosa aportación de los actores Miguel, Luis y Ofelia, que participaron en su proceso de creación. Después de más de 70 funciones en varios recintos teatrales, varias giras y temporadas, Moliere, el hipocondriaco, toma un segundo aliento: Carlos Cobos y Miguel Flores, dos grandes figuras del teatro mexicano, son las nuevas alas de este vuelo.